La posibilidad de pagar los electrodomésticos o lo que usted fuera a comprar en cuotas sin recargo encierra algunos detalles a tener en cuenta por aquellos que estén dispuestos a volcar su excedente al consumo.
El negocio tiene varias aristas. Los consumidores pagan con tarjeta de crédito, medio por el cual acceden al plan de cuotas cuyo costo respalda el banco emisor. Las entidades pagan a las cadenas el total de la venta en unos pocos días. Y eso le es compensado por un descuento de entre 10 y 15% que los vendedores aplican sobre el producto. Lo que estos últimos sacrifican en la rebaja del precio, se regenera en un mayor volumen de ventas.
Para los clientes de los bancos es un buen negocio desde el punto de vista financiero, teniendo en cuenta que se va pagando la amortización a medida que se lo usa y mientras la inflación avanza.
En cuanto al interés, hay que tener en cuenta que hay una parte implícita en la operación que se desconoce. Lo que se ve es el costo financiero total, por fuera de la tasa, pero no lo que tal vez se incluye en el precio de venta de los productos